María, embarazada a los 19 años

Tenía 19 años. Lo tenía todo.
Tenía una familia que me quería, maravillosa. Tenía salud. Tenía amigos, son los que siempre estábamos haciendo planes, viajes, salidas. Y estaba estudiando lo que quería.
Tenía muchísima ilusión y tenía muchos planes por delante.

Y de repente empecé a notar que algo no estaba bien, que algo, no iba bien en mi. Y bueno, era que me quedé embarazada.

El miedo que tuve principalmente fue el que dirán, sobretodo en mi entorno más cercano.
Y con todo este miedo y esta angustia recurrí a un amigo mío que es sacerdote que me dijo que el niño que tenía dentro de mí iba a tener un propósito.
Que fuese valiente y que había esperanza.
Pero yo no me lo acababa de creer, tenía muchísimo miedo y estaba agobiada.

No fui capaz de decírselo a mis padres hasta 72 horas después y durante esas horas estaba evitando crear cualquier vínculo dentro de mi porque no quería perder la libertad que me ofrecían los 19 años y lo que se me ocurrió es dar el niño en adopción, pero aún así se lo tenía que decir a mis padres.

Y entonces recuerdo que estábamos de vacaciones en Madrid, fuimos a ver El Rey León, y en todo el musical me comí una sola palomita. Y no fui capaz de mantenerla en el estómago de tantos nervios y tanta angustia que tenía.
Entonces fue cuando mis padres se dieron cuenta que algo no iba bien, algo pasaba.
Entonces fue, cuando 72 tras después, les dije que estaba embarazada.
Y bueno, para mis padres, evidentemente fue un golpe duro para ellos, porque no se lo esperaban. Mi padre, sobre todo, reaccionó de una manera más dura, más fuerte.
Entonces, con todas esas reacciones, ese miedo, me planteé terminar con el embarazo, ponerle fin.

Pero llegó la primera ecografía y bueno, a pesar de lo que diga la gente, que eso es un cúmulo de células, que no se ve nada, allí había una persona.